miércoles, 2 de mayo de 2012

El Madrid se queda a las puertas de la gloria.



La décima debe esperar. Aunque el Real Madrid se presentaba en el partido de vuelta con un buen resultado en el Allianz Arena y el factor Bernabéu como clave para dar la vuelta a la eliminatoria, los blancos volvieron a caer en semifinales por segunda temporada consecutiva y se quedaron a las puertas de la ansiada final de Múnich. Contra todo pronóstico, serán Chelsea y Bayern los dos equipos que disputen la final del próximo 19 de mayo.
Fueron los penaltis los que alejaron al Madrid de la Décima. Neuer se convirtió en el héroe del Bayern al detener los dos primeros lanzamientos del equipo blanco. Fueron tiros calcados, primero el de Cristiano y después el de Kaká. Ambos fuertes, rasos y junto a su palo derecho. El internacional alemán sacó su brazo derecho y despejó.
Alaba marcaba el primero del Bayern pero entonces aparecían las manos salvadoras de San Iker. Paró el disparo raso de Kroos y devolvió la esperanza a la parroquia madridista, que coreaba su nombre. Luego repitió milagro en el lanzamiento de Lahm, que iba centrado y le dio tiempo a rectificar.
Xabi Alonso había hecho su trabajo y con un toque sutil y panenkizado marcó sin que se le alterara el pulso. Luego le tocó el turno a Sergio Ramos, que tuvo que corregir la posición de la pelota sobre el punto fatídico. Le pegó con su alma madridista, duro, con el empeine, pero su disparo se fue a la grada del Bernabéu que tanto le quiere.
Y entonces llegó Schweinsteiger, un jugador que llevaba fundido desde mitad del segundo tiempo, pero con toda la experiencia de Alemania sobre sus espaldas. Llegó, tiró y marcó. Se quitó la camiseta y lo celebró con sus compañeros. El Bayern era finalista. La Décima debe esperar.

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